Juego de roles

La catedral del placer

La catedral del placer

Samuel Straits es un empresario exitoso a ojos del mundo.
Ni siquiera él sabe lo que se esconde detrás de la fachada de vida perfecta que le vende a la gente con la que se codea.

Por su parte, Nikky es una rubia preciosa, enloquecedora y muy seductora que nadie que la vea puede imaginar lo que esconde su pasado, ni cuales son sus intenciones al aparecer por la vida de Samuel.

Cuando ella llega al club exclusivo de el guapo empresario como jefa de relaciones públicas, todo cambia.

Dentro de aquel club, una vez al mes se suceden eventos especiales que la han traído a ella hasta ese lugar con un objetivo oculto que Samuel no imagina.

Sucesos inesperados mezclados con intrigas, engaños y mucho deseo se adueñan de las noches de la Catedral del placer; pero todo se complicará cuando los secretos empiecen a salir a la luz y un importante y peligroso hombre del pasado de Nikky vuelva a su vida amenazando con devastar todo lo que pille a su paso.

La llegada de un nuevo pretendiente para la rubia rompe todos los esquemas y su condición cambia para siempre. Envuelta en medio de un triángulo amoroso y llena de dudosas decisiones Nikky pierde hasta su identidad en manos de la arrolladora pasión que la controla.

Una novela fuera de serie llena de impactantes momentos y apasionados encuentros. Repleta de giros y explosivos amores… La catedral del placer se vuelve un sitio para perder la cordura y ahogarse en una exquisita locura.

Teach Me Math, Baby

Teach Me Math, Baby

La inocencia y ternura que trasmitía Marylise a través de sus hermosos orbes azules y su delicado cuerpo era demasiado tentadora y tormentosa para la mente corrompida y atormentada de Styles.
Había algo en aquella pequeña que lo hacía enloquecer. Aunque sabía perfectamente que no era algo correcto, su mente le evocaba su recuerdo a cada instante, volviéndose con el pasar de los días en una especie de peligrosa e inquietante adicción
La diferencia de edad entre ellos dos era demasiada, pero era mucho más grande el deseo y las ansias de tenerla.
Las ganas de hacerla suya eran tan intensas que le era abrumador el solo hecho de no poder hacerlo.
Hasta que se le ocurrió una magnífica idea.
Ella necesitaba dinero. Él necesitaba a alguien que le enseñara matemáticas.
Ella era demasiado hábil para resolver operaciones. Él era demasiado hábil para otro tipo de cosas.
Ella le enseñara fórmulas matemáticas y cálculo universal, mientras que él le enseñara los exquisitos placeres del sexo.
«Solo tienes que aceptar»
«Bien, pero, ¿qué tendré yo a cambio?»
«Tú me enseñas matemáticas, y yo te enseño otras cosas más divertidas, pequeña»